LO MALO DE TENER UN AUTO

Hace algún tiempo que vengo pensando en lo mágico que era andar en la micro amarilla de Santiago. Todas te llevaban a todos lados, casi daba igual saber el número, el recorrido y la periodicidad con la que pasaban. Algunas partían el viaje en San Carlos de Apoquindo y fácilmente podían terminar en Maipú, cruzaban todo el centro. Todo era más simple y fácil, como aquellos tiempos, en los ´90.

Sería barza decir que ahora es un atado andar en micro; no ando periódicamente en ellas hace rato y las veces en que he tenido que tomar una, ha sido en caso de emergencia; me grabo el número y el paradero donde debo tomarla, al bajarme olvidé hasta el atado que es andar en una de ellas. De verdad, admiro a los pasajeros que todo el tiempo deben meterse al famoso Transantiago a diario para viajar hasta sus casas y trabajos, haciendo escala entre micros inter-urbanas, metro y otras micros, de verdad ¡Gran valor!

Pero lo que me lleva a extrañarlas no es precisamente el tema de la comodidad y lo de todotiempopasado(bienpasado)fuemejor , si no que la vida del un automovilista es tan re-cara y en mi caso tan incierta. No es primera vez que mi auto me sorprende y me desfinancia sin mayor cuidado. ¡Ok! Lo asumo, es una responsabilidad mía, pero igualmente sigue siendo todo tan caro. 

La bencina sube cada semana y cuando baja, no es proporcional a lo que sube, así que quedamos donde mismo. Las famosas manutenciones, si decides hacerlas en la automotora de la marca de tu auto cuestan un dineral y una cornea. Y eso de la famosa revisión técnica ¡Ufff! la espera es casi tan macabra que cuando te haces el test de Elisa, esa wea de no saber si pasay o no, es de verdad súper estresante, porque de eso depende la circulación de tu vida, si te rechazan no sólo tendrás que empeñar el pulmón en arreglarlo si no que además tendrás que arreglártela para que esto sea en tiempo record, ya que en la famosa planta de revisión te dan un tiempo para poder arreglar el cacharrito. Ni hablar del seguro que no pagas y la mala suerte de que te choquen o peor aún que tú choques a alguien. De verdad, ¿En qué estaba pensando cuando me compré mi auto?

Desde que estaba en la U lo único que quería en la vida era tener un auto, ¡Sí! Así como algunas al titularse quieren puro tener una familia, yo puro quería tener mi auto. Según yo tendría más independencia, podría salir más, llevar todo lo que quisiera, podría fumar mientras me trasladaba, cantar canciones a todo pulmón ¡Y es cierto! Uno hace todo eso y más, pero el costo es demasiado caro. 

En estos 4 años que tengo mi autito, es primera vez que lo odio y que me dieron ganas de patearlo por barza y aprovechador, por no darme una tregua. Tuve la intención de irme y dejarlo ahí botado y que se fuera solo pa' la casa por subversivo, quise salir de ese lugar, tomar una micro... Wait! ¡No es verdad! Tomar un taxi (eso sí), así como las paradas de las Newyorkinas y decirle que me llevara de regreso a mi cama. 

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