Con esto de las redes sociales y la tecnología, tener una vida
“privada” es súper complicado, más aún para quienes no se manejan tanto en las
famosas “configuraciones de privacidad”. De este modo nuestras vidas quedan
expuestas a vista y paciencia de quienes quieran verlas, con sus infaltables
consecuencias.
Es así como, día a día, nos llegan invitaciones, recomendaciones
de páginas que hacen nuestras amigas, eventos, cumpleaños, etc., y entremedio,
aparece un extraño mensaje por inbox o por DM
(si estás en twitter), de un absoluto desconocido que decide saludarte, por
buena onda, no más.
¿Qué hacer frente a esa situación?
· Si estás pololeando, o con novio, o casada: ¡nada! Deberías poder tener la mágica
habilidad de ver, pero no ver estos mensajes; o sea, que no te importe. Pero si
ese mensajito te importó… #Ohwait! Si es así, hay cosas que debes replantearte.
· Si tu vida es pura libertad y estás soltera, en cambio, lo que debes hacer es estudiar al
mensajero. Mira en primera instancia, su foto de perfil; si el contendor es
guapo o al menos te hace “tilín”, entonces, el próximo paso, es indagar más
allá.
En twitter puedes leer su “bio”, esa información es muy
importante, porque es como el susodicho se vende, y es de ahí, desde donde tu
puedes obtener alguna que otra pista para una posible y/o futura estrategia de
conquista. Además de servirte para descubrir algo de su peronalidad en pocos
caracteres. Hay algunos muy ocurrentes y divertidos, mientras otros, resumen
simplemente su CV.
Ahora, si el medio de aproach fue
Facebook, tus posibilidades de ‘sacarle la foto’, y así, hacerle un
perfil psicológico cual investigador de la PDI, se incrementan enormemente. En
esta red social tu puedes, no solo revisar sus datos personales, sino también
la gente con la que se relaciona, sus fotos, gustos, etc., etc. Recuerda, todo
constituye información relevante que siempre podrás ocupar a tu favor. Superado
este paso, y, si te tinca, entonces, lo siguiente es responder.
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