Como buenas chilenas que muchas somos, nos gusta zapatear en las lindas fondas de nuestro largo y angosto país. Si estás soltera o casada, da lo mismo, en vitrinear no hay engaño. Lo que sí, ten cuidado, ya que puedes ser víctima (o victimaria) de estos hombres que son un clásico de todos los tiempos: LOS BAD BOYS.
El bad boy es el tipo que se cree siempre dueño de la situación. Ególatra, egoísta y narciso como él solo. Es aquel que te encuentras en la discoteque, en el matrimonio de tu mejor amiga, o en la junta de ex compañeros; en cualquier parte siempre habrá uno.
Sus características son típicas: buena pinta, reloj grande y vistoso, chaqueta de cuero, la camisa de marca dentro del pantalón, cinturón con hebilla grande y brillante, zapatos también de cuero (auténtico); en uno de sus bolsillos deja entrever el llavero de su lujoso auto, mientras ‘se empina’ a más no poder los Jack Daniel’s más violentos del lugar, porque ¡obvio!, como él es un bad boy, no se puede tomar una piscola cañera rancia, mucho menos un ron. Actúa como si fuera el gerente del bar, manduquea al bartender con el clásico “lo de siempre”, fuma como cowboy salido de comercial de Lucky Strike y desde ese lugar, su rincón predilecto, supervisa al ganado, es decir, a cuanta fémina se le cruce por delante.
Mientras tu bailas, canción a canción, llamas de a poco su atención con un inocente coqueteo. Pero aún así, el mira solo de reojo, manejando la situación. Y entre más lo miras, menos te pesca. Olvida la posibilidad de que él baje de su Olimpo a buscarte para bailar, ¡o sea, ni lo sueñes!
En su perfil de semi Dios, te hace señas para, tal vez, invitarte un trago, pero sin moverse de su espacio. Tú, pava y rendida ante tal susodicho, vas como perrita faldera, alusinando más que con David Copperfield, para ser presa de tal floja y manipuladora ave de rapiña. Conversan tres palabras y ahí está, ¡beso! Claro, porque el no es un hombre que vaya a esperar. Y además ya te sacó la foto: sabe lo que quieres, cómo eres, cómo manejarte y cómo dejarte ¡loca! En su favor, hay que decir que besa como ninguno, llevándote ‘al infinito y más allá’, y eso que ‘¡vo no hay tomao nah!’ Pero en fin, el te agarra por aquí, te besa por allá, te da más vueltas que pollo asao’, te enreda más el pelo que cabra chica con muñeca. ¿Y tu?… embobada de amor.
SIGUE LEYENDO
SIGUE LEYENDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario