Se han impuesto como trendings topics rápidamente, pero eso no tiene nada de peligroso. Lo complejo es cómo algunas mujeres han hecho del "Bikini Brigde" y del "Tight Gap" una meta en sus vidas.
Diversas asociaciones que combaten a diario la anorexia y la bullimia han protestado por como este tipo de "manifestaciones virtuales" manipulan la psiquis de algunas mujeres, sobre todo el de las adolescentes.
El "bikini brigde" consiste en estar tan delgada al punto en que el bikini se pose y cuelgue literalmente de los extremos más altos de la pelvis. Mientras que el "tight gap" consiste adelgazar las piernas de tal modo que no se topen los muslos.
Es cierto, las mujeres somos pegadas al espejo y a las comparaciones. Pocas de nosotras pasamos por un vidrio o un espejo sin mirarnos y, para bien o para mal, algunas no sólo nos vemos, si no que nos observamos con detención y criticamos nuestro cuerpo y cómo nos vemos. Algunas, tenemos la fortuna y la salud mental de poder mejorar y querer sentirnos más lindas, sin la necesidad extrema de llegar a tener enfermedades alimentarias, pero sin duda, hay muchas mujeres que no tienen esa capacidad de discriminación entre lo que realmente te hace bien y lo que no tanto.
Personalmente, creo no conocer a ninguna mujer anoréxica ni bullímica, ni tampoco tan rayada con el tema de la comida como para soñar con el "bikini brigde" y el "tight gap", pero estoy segura que es una realidad adolescente muy presente. Es algo que como adultos debemos trabajar con las niñas, pero sobre todo poner ojo con la publicidad y lo que las marcas quieren mostrar.
Muchas veces las marcas proponen como referentes modelos demasiado lindas, perfectas y esqueléticas, esa es su estrategia de venta, de algún modo tratan de decirnos que ese será el resultado del producto en cuestión, generando frustración o muchas veces ansiedad de comprar. Es por eso, que al momento de comprar hay que reflexionar en qué medida ese producto me va ayudar y tener claro que jamás quedaremos como alguna de las modelos publicitarias. Quizás es mejor hacer un trabajo de amor a si mismas, aceptar que nuestro cuerpo no es perfecto y que tampoco tiene por qué serlo.
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